Ponerse de acuerdo, hasta con uno mismo si es que se viaja solo. Hacer un recorrido guardado en el estante de pendientes. Conocer un lugar nuevo. Subir un cerro al que ya fui varias veces. Tirarme en la playa donde el único problema sea cómo ubicar la reposera para que no me de el sol en el codo. Son infinitas las opciones de un viaje, entonces paso a paso, lo primero es saber que quiero, o queremos.
Decidido el tipo de viaje, viene el famoso cuestionario que sirve para encarar cualquier proyecto, desde el más sencillito hasta mandar un cohete a la luna: ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo?.
Ver qué vuelo conviene, qué se puede hacer en esa escala larga, comparar el trayecto en bus, o tren, sacar cuentas de precio de nafta, exprimir el google street para ver que restaurant está cerca del alojamiento que me gusta, buscar qué visita guiada me lleva a ver arte callejero en Berlín o catar cervezas en Villa General Belgrano. Para los que aman organizar el viaje, todas esas cosas se convierten en una adrenalina que no tiene comparación, y para otros, es un momento tenso en el que puede ser frustrante, angustiante. Por suerte no a todos nos gusta lo mismo. Y no todos ignoramos lo mismo, dice un gran sabio y querido amigo.
A las Sommeliers de Viajes, nos encanta armar, husmear, diseñar, encajar las piezas el viaje en el rompecabezas.
Si necesitás ayuda, no sabés por dónde empezar, no te gusta y preferís que alguien haga toda esa investigación previajera, escribinos y vemos si podemos ayudarte.
Si la ayuda te fue de utilidad, si algo o todo te pareció interesante, podés invitarnos unos cafecitos virtuales que nos viene muy bien para poder seguir dedicándole tiempo y ganas a este proyecto, podés contarle a los demás lo que hicimos, o nada, disfrutar de tu viaje!