miércoles, 8 de junio de 2022

¿Vale la pena ir a las Cataratas del Iguazú?


 

Hace unas semanas estábamos caminando por las pasarelas de la Garganta del Diablo, en las Cataratas del Iguazú, esas mismas que estuvieron cerradas los últimos días por las crecidas del río.

Un paseo en un tren te deja en la Estación Garganta del Diablo. Si preferís, podés hacerlo caminando, por el sendero que va junto a las vías, son aproximadamente 4 km. No te lo recomiendo en verano, el calor puede ser bravo. Luego, sí, ya solo resta caminar poco más de un kilómetro de sendero artificial

sobre el río hasta llegar a la imponente caída de agua. En el camino se pueden ver las antiguas pasarelas, las caminé en los ochenta con mis viejos. Mientras escribo este post, la crecido del río obligó a cerrar el paseo. Y han desmontado las barandas para que no ofrezcan resistencia al agua. La tecnología logró que podamos llegar hasta el mismísimo comienzo de la vertiente, pero las barandas viejas están ahí, recordándonos quien manda.

El paseo culmina en el balcón que asoma a la caída. Y aunque era la tercera vez que iba, cuando uno ve los millones de litros de agua cayendo, la bruma que escapa de las fauces del diablo, los arco iris que aparecen como si fueran filtros de Instagram, es una emoción que parece salida desde el estómago.

No conozco otras cataratas de estas dimensiones, pero parece que tiene bien ganado el galardón de Patrimonio de la Unesco.

Volvemos por la misma pasarela que fuimos. Ya más relajados, porque el atractivo principal ya lo marcamos con el asterisco de “hecho”. A la vuelta contemplamos los colores del río, el sonido más tenue del agua, nos perdemos en el verde de la selva que enmarca al río… Un youtuber mexicano va adelante nuestro comentando todo a su paso, está bueno escuchar lo feliz que está de haber conocido este lugar.

Lo único que empaña este momento, bah, no empaña solo incomoda un poco, es el aluvión de humanos que hay que ir codeando para hacerse paso y poder llegar a primera fila en el balcón. No importa cuándo vayas, siempre hay gente. Todos tenemos derecho a disfrutarlas, sería egoísta pensar que los que sobran son los demás y no yo…aunque entre nosotros, un poquito lo pienso. Así y todo ¿vale la pena la visita? Y mi respuesta es un rotundo Sí, uno de esos lugares que hay que conocer alguna vez en la vida.


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