jueves, 2 de febrero de 2012

Papas, Iglesias y Volcanes


El título de esta entrada es un buen ejemplo de “no todo es lo que parece”. Si decidís leer este artículo imaginando una vuelta por Italia, recorriendo sus iglesias romanas o florentinas, o recibiendo la bendición del Santo Padre, o admirando el Vesubio o el Etna, esto no es lo que vas a encontrar aquí. Vuelvo a decir... no todo es lo que parece...
Destino: Isla de Chiloé (voz araucana Chilhué: lugar de gaviotas), Sur de Chile.

¿Por que el título del artículo?

Papas: Cuando los españoles llegaron a la isla, habitada obviamente por pueblos originarios, se encontraron con que "las papas" o  el  "oro chilote " como también las nombran, eran unos de los cultivos principales. Dicen que es originaria de América del Sur y varios países se disputan el honor de haber iniciado esta larga historia de puré (qué rico!!), croquetas (mmmhhhh!!!) y pasteles de papas (mi favorito para matar el frío invierno!!)
Además de haber designado a dicho cultivo como Patrimonio Mundial de la Humanidad parece que existen 45 variedades, y la foto que acompaña el artículo así lo muestra, al menos una parte de lo que comento.

Iglesias: Fueron construidas totalmente  en madera, las más antiguas levantadas por sacerdotes jesuitas en el siglo XVIII. Ochenta magnificas iglesias nacieron allí y dieciséis fueron declaradas  Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Lo fantástico también es que fueron ensambladas sin utilizar un solo clavo!!
Únicas, irrepetibles, poderosas y sabias... Sin duda alguna, hay que visitarlas, y no se olviden de los vitrales.... son un espectáculo aparte.

Volcanes: Desde el lejano puerto de Quellón, por medio de un transbordador, cruzamos al continente, para llegar así al Chaiten (si... un año después de la erupción del volcán, momento que tendrá su artículo especial). El viaje en barco duró cerca de 5 horas, y allí tuvimos la suerte de toparnos con volcanes, mar, delfines de agua fría que jugaban sin parar, y el sur de Chile que es  paradisíaco.

La isla de Chiloé es un lugar mágico, y más aún el cruce al continente. Por alguna razón Marcela Serrano eligió ese lugar para que la protagonista de uno de sus libros llegue hasta allí para curar su corazón roto... Allí encontró "El albergue de las mujeres tristes".

PD: Quizás sea un lugar, porque no, para encontrar compañeras que curen el corazón. Quien lo necesite, debe hacer la prueba, por qué no?

Y como dije al principio....nada es lo que parece...
 

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