El sonido que acompañó el momento, por un instante fue el viento, luego, se sumó un extraño silencio que existe en cada uno de nosotros cuando la naturaleza se presenta rotunda y gigantesca. De fondo, como redoblante, el estruendo que provoca la caída de alguna porción de glaciar, terminando así el concierto, para luego volver a comenzar.
A mediados de diciembre del 2006, decidimos conocer el Parque Nacional Los Glaciares, y después llegar hasta de fin del mundo, Ushuaia.
A
la mañana siguiente de haber llegado a El Calafate, fuimos casi corriendo a
conocer el glaciar Perito Moreno. Pero antes, como
precio por alcanzar la maravilla, debimos atravesar la estepa. Ella, abraza,
transforma, silencia todo tipo de sensaciones, mostrando ser la inmensidad pura
y única, en colores verde ocre.
Así fue nuestro paisaje, hasta que comenzamos a acercarnos a nuestro destino, donde sin
darnos cuenta, pasamos al rotundo verde del bosque.
De
golpe se nos reveló el paisaje desde lo que pensamos un mirador, pero en
realidad era el estacionamiento de un hotel exclusivo.
Paramos el
auto, ya veíamos como el glaciar aparecía
frente a nosotros a lo lejos, como una manta azul ,pero blanca, que cubría parte del
escenario.
Estacionamos
junto a una camioneta, la rodeamos caminando para ver bien la vista que nos
ofrecía el momento. Cuando terminamos de rodearla, fuimos testigos de la
siguiente escena: puerta abierta (lateral), mesa de camping, sobre la mesa un
bowl con ensalada, un vasito de vino y un par de piernas que colgaban como
cuando éramos chicos y no llegábamos al piso. Al acercarnos, un hombre de
sesenta y pico se para, dejando su niño interno de lado y nos saluda.
Miramos
juntos el glaciar. Volvimos a mirar al señor, que a esta altura tenía los ojos
color azul de tanto mirarlo. Mientras llevaba el vaso de vino a su boca,
volvimos a mirar al glaciar, y de golpe, comenzamos a aplaudir a ese hombre.
Obviamente, supo de su protagonismo y como un grande, saludó torciendo su
tronco y llevando su mano al corazón.
Él,
su copa y su ensalada sin duda alguna eran libres como nadie y dueños del lugar!
Data viajera:
Las
excursiones se abonan en efectivo y son caras, pero valen la pena.Recomiendo
las clásicas navegaciones.
En lo
personal, No estoy de acuerdo con las propuestas de trekking sobre el glaciar
Como parte
del itinerario: obligación de ir a El Chaltén
Música Viajera: Lito Vitale, Ese amigo del alma