sábado, 16 de julio de 2011

Nicolasa de Humahuaca

¡Y dale con la foto pintoresca! ¡Que no! ¡Que no quiero sacarme la foto con la señora que vende las artesanías! Llegar a Humahuaca a las 12 del mediodía es llegar para ver salir a san Francisco Solano de su casita de la torre-campanario de la Municipalidad. Después de terminado el rito, niños y mujeres del lugar comienza a vocear ofreciendo sus artesanías. Pero había mucho hambre... así que la atención estaba centrada en ver dónde íbamos a almorzar.
Por fin nuestro guía, Chicho Bonaparte, nos recomendó La Cacharpaya (Jujuy esquina Santiago del Estero, Humahuaca), y hacia allí nos dirigimos. Una vez satisfecho nuestro apetito -aquello que nos nublaba el juicio para poder apreciar algo más- decidimos recorrer las callecitas del pueblo. A la salida del restaurant una señora nos ofreció sus artesanías: tenía vasijitas de barro, sikus y unas muñequitas hechas con semillas, granos de distintos choclos y  coloridas telas tejidas en telar.
Las muñecas me tentaron y decidí comprar algunas. A mis espaldas Guillermo sacaba fotos pero yo no sabía a qué o a quién enfocaba. Hasta que en un momento me dijo:

sábado, 28 de mayo de 2011

Examinada en francés


Luego de rendir el examen para ingresar al colegio secundario Nacional Nº 19 'Luis Pasteur' (estoy hablando del año del señor de …) y finalmente caer dentro del cupo de ingreso, no tuve la posibilidad de elegir el idioma que me acompañaría durante los cinco años siguientes. Si hubiera podido elegir, elegía inglés (que ya lo venía estudiando). Pero no! El sorteo me favoreció con el francés (el idioma) y así comenzó una larga relación con esa lengua cuyo corolario tuvo lugar en mayo de 2009.
Claudia me dijo un día de febrero: ¿hacemos un viaje? ¿y si nos vamos una semanita a Europa? Y que le podía contestar... Teníamos en claro que iríamos a Londres y a un sitio cerca de Barcelona, donde vive Juan. Pero también queríamos ir a algún lugar del sur de Francia, algún pueblito, con callecitas, medieval, en lo posible con olor y color a lavanda. Y surgió Avignon, que conserva en su ciudad amurallada muchas de las cosas que buscábamos. Como todos sabemos allí se habla francés.
Nuestro primer contacto en Francia (la película!) fue con la ciudad de París. Llegamos a la estación Paris-Nord, procedentes de Londres, y el tren que nos llevaría a Avignon partía de la estación Lyon; mediante una simple combinación de subte podríamos llegar a ella. Pero le métro no es lo mismo que the tube (y no sólo por el idioma). Todo es menos claro, empezando por la señalización y siguiendo por los franceses, cuyo prístino français se elevó como una gran muralla frente a mi porteño francés. Je ne sais pas.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Dos sombreritos por un Rembrandt


Esa primera mañana en Londres nos levantamos muy enfocadas en cosas importantes, dijimos (o dije tal vez): estamos en Londres, debemos ir a la National Gallery. Y así salimos del Hotel Rochester con ese fundamental compromiso a cumplir... Nos aseguramos de tomar el tube (plano del subte?) en la dirección correcta, pensando y repensando cuál línea era la correcta, analizando los colores del mapa y las estaciones, si nos convenía hacer cambio de línea o caminar, la calle correcta a tomar cuando saliéramos del subte... Y lo logramos, llegamos a Embankment Station y encaramos por Villiers Street que nos conduciría al templo donde darnos un baño de cultura, alimentar nuestro espíritu y acrecentar nuestro conocimiento.
Villiers St. es una calle muy animada, repleta de tentaciones; allí hay todo tipo de comercios, sobre todo los dedicados a los placeres gastronómicos: desde delicias de la pâtisserie francesa hasta degustación de vinos pasando por la super actual comida orgánica. ¡Nada nos iba a tentar! (teniendo en cuenta que, en realidad, ya habíamos desayunado muy bien en el hotel). Pero... ¡oh, la frivolidad! Apareció en nuestro camino un pequeño negocio, muy colorido, abarrotado de objetos de todas formas y tamaños, demasiado tentador como para no dejarnos seducir. Y así de fácil nos convencimos, no hubo ningún reparo de parte de ninguna (sobre todo de mi parte, interesada en el arte) considerando los pocos días que íbamos a estar en la ciudad. Nos dijimos: entremos, es temprano, un ratito nomás...
El lugar se llama Accessorize y hay varios locales en Londres y otras ciudades del mundo. Como su nombre lo indica vende todo tipo de accesorios: anillos, pulseras, ropa interior, sandalias, carteras, pashminas, hasta aquí nada muy distinto de lo que se podría encontrar en negocios similares cuando estamos de viaje o aun en cualquiera de las ciudades de Argentina. Pero allí estaban ellos...

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Los viajes, como los vinos, derraman arte y disfrute, sutiles matices que cada uno interpreta y degusta a su manera, o a su antojo. Beber co...