sábado, 28 de mayo de 2011

Examinada en francés


Luego de rendir el examen para ingresar al colegio secundario Nacional Nº 19 'Luis Pasteur' (estoy hablando del año del señor de …) y finalmente caer dentro del cupo de ingreso, no tuve la posibilidad de elegir el idioma que me acompañaría durante los cinco años siguientes. Si hubiera podido elegir, elegía inglés (que ya lo venía estudiando). Pero no! El sorteo me favoreció con el francés (el idioma) y así comenzó una larga relación con esa lengua cuyo corolario tuvo lugar en mayo de 2009.
Claudia me dijo un día de febrero: ¿hacemos un viaje? ¿y si nos vamos una semanita a Europa? Y que le podía contestar... Teníamos en claro que iríamos a Londres y a un sitio cerca de Barcelona, donde vive Juan. Pero también queríamos ir a algún lugar del sur de Francia, algún pueblito, con callecitas, medieval, en lo posible con olor y color a lavanda. Y surgió Avignon, que conserva en su ciudad amurallada muchas de las cosas que buscábamos. Como todos sabemos allí se habla francés.
Nuestro primer contacto en Francia (la película!) fue con la ciudad de París. Llegamos a la estación Paris-Nord, procedentes de Londres, y el tren que nos llevaría a Avignon partía de la estación Lyon; mediante una simple combinación de subte podríamos llegar a ella. Pero le métro no es lo mismo que the tube (y no sólo por el idioma). Todo es menos claro, empezando por la señalización y siguiendo por los franceses, cuyo prístino français se elevó como una gran muralla frente a mi porteño francés. Je ne sais pas.

Yo pregunté: Quele la liñe pur alé a la gar (con la erre a la francesa) de lion (on, bien nasal).
Cara de ¿y ésta qué dice? de la vendedora de chocolates.
Mi mente se preguntó: ¿¿¿Cómo joraca se pronuncia Gare de Lyon???
No obtuve respuesta ni de la vendedora de chocolates ni de mi mente.
Y, sin embargo, llegamos a Avignon, donde nuevamente pude poner a prueba mis conocimientos del idioma (!!Necesitaba una revancha!!). Cuando salí de Buenos Aires Guillermo me pidió que le comprara revistas de parapente, y sabiendo que Francia es un lugar donde este deporte se practica mucho, incursionamos con Claudia en un bureau de tabac (local donde se venden revistas, cigarrillos, periódicos, tarjetas telefónicas, bebidas alcohólicas) para ver si encontrábamos alguna. A vuelo de pájaro no encontré ninguna en los estantes así que me dirigí al mostrador, confiando aun en mis clases de la Alianza Francesa. Le pregunté al señor: ye vudré ashté iun magazin de parapant (bieeennn nasal). Y ahí estaba otra vez esa cara, la misma de la vendedora de chocolates... La miré a Claudia, como buscando consuelo, y mi mente encontró un sinónimo que el malvado vendedor no podría dejar de comprender. Me di vuelta y le dije: iun magazin de vol libr! (Si no me entendés esto es que no ponés voluntad!!!!). Et voilà! Llegó a mis manos la ansiada revista Vol Libre. Todavía me queda la duda... Tal vez el señor no conociera la palabra parapente (se escribe igual que en español), porque mi pronunciación del français siempre fue ¡¡¡ampecabl!!!

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