domingo, 19 de mayo de 2013

Como bien dijo Ella: " No era solamente un monumento "





Habíamos ido a Tarragona en una tarde calurosa, a fines de mayo.
Caminamos sin rumbo, casi sabiendo que el Mediterráneo nos esperaba a la vuelta de cualquier esquina. Pero eso, no evitaba que estuviéramos  aburridas.
 Seguramente esa forma o espíritu de caminata nos llevaría a encontrar un tesoro inigualable, como en este caso, pero lo más importante ese día era "que estábamos aburridas".
 Habíamos visto,  catedrales magníficas, vitrales medievales, callejuelas tradicionales que invitaban a perderse en ellas, pero en lo personal no había logrado la vista conformar mi espíritu viajero.

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